El fantasma de la ópera Ver más grande

El fantasma de la ópera

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Autor: Gastón Leroux
Editorial: Biblock
Páginas: 384
Formato: Tapa Blanda 12,5 x 19,5 cm
Altura: 3 cm
Peso: 0,310 kg

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$7.000

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Dijo Leroux que concibió su obra más famosa después de una visita a los subterráneos de la Ópera, en cuyos sótanos aún eran visibles los restos del periodo de la guerra franco-prusiana, cuando el edificio fue una prisión. Fue allí –en esa Ópera que es escenario y a la vez protagonista del libro– donde situó la morada de Erik, el ser terrible y temible que, oculto tras una máscara y una capa, atormenta a los artistas que se atreven a subir al escenario, chantajea a los directores, asiste invisible a las funciones desde su propio palco, y hace y deshace a voluntad. Heredero del romanticismo y hermano desheredado de Víctor Hugo, el personaje central de la obra es un hombre que, como en la máscara de dos caras que lleva el protagonista del musical de Webber, presenta dos facetas: es asesino, perverso y malévolo, y a la vez genio de la música y la arquitectura, con un aire de nobleza, impregnado de humanidad, atormentado y arrobado por la belleza de Christine Daée. Leroux nos cuenta una historia de misterio, de terror y de amor imposible.
Aunque la novela encaja en el género fantástico, la historia está narrada como si se tratara de un reportaje o documental periodístico, donde los hechos y personajes ficticios se entremezclan con otros sucesos y personas reales y cotidianas, lo que otorga al relato un aire de verosimilitud y autenticidad. Así, es cierto que bajo la Ópera hay un entramado de sótanos y pasadizos, construidos para facilitar la entrada y salida de cantantes, actores, extras o ayudantes. También que existe un lago subterráneo, un conjunto de albercas gigantes con el que el arquitecto del edificio intentó controlar el canal del Sena que discurría por debajo. Se sabe que el complejo llegó a tener 1942 llaves para acceder a todas sus estancias, y en que sus túneles a veces se descubrieron a personas resguardándose del frío parisino. Incluso existió en la vida real una tal Christine (aunque apellidada Nilsson), cantante de voz portentosa, sueca, rubia y de ojos azules, que recuerda poderosamente a la protagonista. El relato es como un puzle que se va armando a partir de los relatos de diferentes testimonios y entrevistas (de los directores, artistas, el extraño personaje del Persa, y sobre todo el del propio Leroux, que investiga el suceso), un rompecabezas que acaba atrapado al lector.
A partir de esta obra, al entrar en un teatro y descubrir un oscuro pasadizo o escuchar un roce tras las paredes, es inevitable sentir un cierto escalofrío y preguntarse qué misterios se esconden al otro lado del telón.